Por Ivet Rodríguez Rodríguez
Mi madre la idea y mi padre el pensamiento me concibieron y luego de algunos meses de espera me vieron nacer. Recién nacido era una novedad, todos me tomaban en sus manos y me recorrían con su mirada ávida de curiosidad. Poco a poco me fui haciendo viejo. Ahora, ya nadie pregunta por mí, ya nadie quiere mirarme, tomarme ni hojearme. He quedado en el olvido.
Un tiraje mal calculado, un largo proceso de edición, malas estrategias de venta, censura o el poco interés del público son algunas de las causas que hacen que los libros se queden rezagados en los estantes de las librerías o en las bodegas.
La sobreproducción editorial, el impacto de la tecnología en los hábitos de lectura y la situación editorial en México fueron algunos de los temas tratados en el ciclo de mesas redondas celebradas el pasado miércoles en la UNAM con motivo del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.
De acuerdo con cifras de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), en 2006 se publicaron 137.6 millones de ejemplares en el sector privado y 175.7 millones en el público, no obstante hacen falta puntos de venta.
Carlos Manuel Espino Gaytán, Director General de la Caniem, explicó que en los últimos 10 años han cerrado prácticamente entre el 10 y el 13 por ciento de las librerías. “En el año 2001 el 41.7 por ciento de la producción editorial se vendía en librerías; en el 2006 la cifra ha disminuido a un 26.2 por ciento”, reveló.
En cuanto a la producción editorial en la UNAM, Berenice Hernández Alanís, miembro del Instituto de Investigaciones Sociales, enfatizó la importancia de participar en la distribución y comercialización de los libros editados por la Máxima Casa de Estudios: “Necesitamos difundir nuestro material, de nada sirve que nuestros libros estén en las bodegas”.
Ante la falta de espacios de discusión, diálogo y difusión del trabajo editorial, Hernández Alanís propuso la instauración de un seminario permanente de editores en la universidad y la creación de un catálogo electrónico para difundir las novedades editoriales.
Camilo Ayala Ochoa, miembro de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, reveló que la industria editorial enfrenta un panorama desolador: “Una lista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre índice de lectura realizado en 108 países colocó a México en el lugar 107; 21 por ciento de la población mexicana no tiene un solo libro en casa; 57 por ciento son analfabetos funcionales”.
El también Licenciado en Historia por la UNAM aseguró que “nos hemos equivocado en pedir al Estado su intervención en la esfera cultural, porque la lectura es una decisión que compete a la familia y a la persona.”
En entrevista exclusiva, Ayala Ochoa explicó que vivimos en una época en la que existe una sobreproducción de información y una disminución en la calidad de los contenidos que se difunden: “Se busca que haya mucha información sobre cualquier tema y nos hemos olvidado del contenido”, aseguró.
“Actualmente se ve a las nuevas tecnologías como una amenaza para el mundo editorial, sin embargo, los editores tienen el reto de hacer de la tecnología una herramienta al servicio de de la letra impresa”, concluyó.