domingo, 27 de abril de 2008

PANORAMA DESOLADOR PARA LA INDUSTRIA EDITORIAL EN MÉXICO

Por Ivet Rodríguez Rodríguez

Mi madre la idea y mi padre el pensamiento me concibieron y luego de algunos meses de espera me vieron nacer. Recién nacido era una novedad, todos me tomaban en sus manos y me recorrían con su mirada ávida de curiosidad. Poco a poco me fui haciendo viejo. Ahora, ya nadie pregunta por mí, ya nadie quiere mirarme, tomarme ni hojearme. He quedado en el olvido.

Un tiraje mal calculado, un largo proceso de edición, malas estrategias de venta, censura o el poco interés del público son algunas de las causas que hacen que los libros se queden rezagados en los estantes de las librerías o en las bodegas.

La sobreproducción editorial, el impacto de la tecnología en los hábitos de lectura y la situación editorial en México fueron algunos de los temas tratados en el ciclo de mesas redondas celebradas el pasado miércoles en la UNAM con motivo del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.

De acuerdo con cifras de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), en 2006 se publicaron 137.6 millones de ejemplares en el sector privado y 175.7 millones en el público, no obstante hacen falta puntos de venta.

Carlos Manuel Espino Gaytán, Director General de la Caniem, explicó que en los últimos 10 años han cerrado prácticamente entre el 10 y el 13 por ciento de las librerías. “En el año 2001 el 41.7 por ciento de la producción editorial se vendía en librerías; en el 2006 la cifra ha disminuido a un 26.2 por ciento”, reveló.

En cuanto a la producción editorial en la UNAM, Berenice Hernández Alanís, miembro del Instituto de Investigaciones Sociales, enfatizó la importancia de participar en la distribución y comercialización de los libros editados por la Máxima Casa de Estudios: “Necesitamos difundir nuestro material, de nada sirve que nuestros libros estén en las bodegas”.

Ante la falta de espacios de discusión, diálogo y difusión del trabajo editorial, Hernández Alanís propuso la instauración de un seminario permanente de editores en la universidad y la creación de un catálogo electrónico para difundir las novedades editoriales.

Camilo Ayala Ochoa, miembro de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, reveló que la industria editorial enfrenta un panorama desolador: “Una lista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre índice de lectura realizado en 108 países colocó a México en el lugar 107; 21 por ciento de la población mexicana no tiene un solo libro en casa; 57 por ciento son analfabetos funcionales”.

El también Licenciado en Historia por la UNAM aseguró que “nos hemos equivocado en pedir al Estado su intervención en la esfera cultural, porque la lectura es una decisión que compete a la familia y a la persona.”

En entrevista exclusiva, Ayala Ochoa explicó que vivimos en una época en la que existe una sobreproducción de información y una disminución en la calidad de los contenidos que se difunden: “Se busca que haya mucha información sobre cualquier tema y nos hemos olvidado del contenido”, aseguró.

“Actualmente se ve a las nuevas tecnologías como una amenaza para el mundo editorial, sin embargo, los editores tienen el reto de hacer de la tecnología una herramienta al servicio de de la letra impresa”, concluyó.

GUÍA PARA LA PUBLICACIÓN DE LIBROS (8)

La venta de libros


Luego del esfuerzo hecho por autor, ilustrador, corrector, diseñador e impresor, finalmente aparece impreso y encuedenado el libro esperado por los lectores. En este momento es cuando viene el proceso de comercialización.

Las muchas formas que existen de comercialización editorial se dividen, según los clientes, en cuatro categorías: 1) clientes individuales; 2) instituciones; 3) vendedores al menudeo, y 4) mayoristas.

Clientes individuales. La editorial vende directamente al comprador del libro. Entre las formas de realizar este tipo de ventas se incluyen 1) promoción y venta por correo; 2) librería de la editorial; 3) sistema de distribución masiva; 4) club de libros, y 5) sistema de suscripción.

Instituciones. Los clientes más importantes son las, bibliotecas, campañas de alfabetización y agencias de desarrollo rural.

Vendedores al menudeo. Estos generalmente venden al interesado los libros uno por uno de varias maneras. Generalmente cuentan con una gran variedad de títulos, y no unicamente de una editorial. Entre los clientes de la editorial se encuntran las librerías, compañías que realizan distribución masiva, clubes de libros, vendedores por correo, compañías que venden libros por suscripción y vendedores ambulantes.

Mayoristas. Estos son los intermediarios entre las editoriales y los vendedores al menudeo, quienes a su vez lo hacen llegar al lector, pero en la práctica frecuentemente realizan la venta final, sobre todo a instituciones.

El descuento que el mayorista obtiene de la casa editorial (bajo el supuesto de que sólo vende al detallista) convierte sus ventas al menudeo en una competencia desleal con los vendedores de esta categoría. En algunos países existen leyes que prohíbe esta forma de competencia, y en otros las editoriales proponen que no se realice como condición para proporcionar a los mayoristas el descuento adicional.

La exportación

La exportación genera un sinnúmero de problemas de tales dimensiones que muchas editoriales prefieren no intervenir directamente en este terreno y dejan todo en manos de intermediarios. A continuación se enumeran algunos de los factores que afectan el desarrollo del mercado de exportación.

Diferencias idiomáticas. Para poder usar un libro es necesario entender el idioma en que está escrito, lo que restringe las exportaciones de muchas editoriales.

Obstáculos políticos. La libre circulación de libros frecuentemente es obstaculizada por razones políticas en cualquier país exportador o importador. Utilizar a un tercer país como intermediario entre el exportador y el importador es algo que se hace con frecuencia.

Censura. La prohibición por parte de censores de libros en particular o algún tipo de ellos –por razones políticas, religiosas o morales- es un inconveniente para la exportación en su conjunto.

Factores económicos. Estos representan la dificultad más grande para el comercio internacional de libros. Incluye los problemas causados por los permisos de importación, las dificultades para la obtención de divisas, las diferencias en el tipo de cambio que elevan los precios al consumidor, la aplicación de tarifas e impuestos de importación, el costo de envío y su seguro, las dificultades para cobrar al cliente en el extranjero y el prolongado periodo de tiempo que transcurre entre el pedido y la entrega del libro.

Proceso de venta del libro

Para vender libros se tienen que seguir tres pasos fundaemntales: 1) la promoción; 2) conseguir pedidos, y 3) entregar los libros solicitados.

Promoción. Esta se realiza con la finalidad de que los clientes potenciales conozcan la existencia de un libro y convencerlos para que lo compren.

Obtener pedidos. El paso siguiente a la campaña de promoción, es convencer a la gente para que haga pedidos. El levantamiento de pedidos involucra frecuentemente a representantes de ventas que viajan con el propósito de mostrar nuevos libros a librerías, escuelas y bibliotecas e intentar convencerlos de hacer su compra.

Preparación y entrega de pedidos. Consiste en empacar y enviar los libros solicitados y hacer la factura correspondiente. El seguimiento de los pedidos implica entre otras cosas el cálculo de los descuentos y su contabilidad, estar al tanto de los costos de envío, mantener al corriente las cuentas para poder cobrarlas, asegurarse de tener en existencia todos sus libros y buscar medios eficaces al menor precio posible para los envíos, sobre todo en países con un correo ineficiente y que no cubre todo su territorio.

Factores que influyen en las ventas


Aparte de los valores atribuidos a un libro por personas ajenas al departamento de ventas –su calidad, el prestigio del autor, la actulidad del tema tratado, lo atractivo de su diseño-, existen varios aspectos comerciales de primordial importancia: 1) su precio al público; 2) el descuento, 3) el crédito, 4) la posibilidad de devolución, 5) la promoción, 6) el servicio y 7) la calendarización.

El precio al público.
Los editores normalmente tienen como criterio para fijar el precio, los costos de producción. En algunos países para determinados libros la relación puede ser tan alta como seis a uno, es decir, su precio sería seis veces el costo de producción. Otro método es tomar en cuenta el precio por página que se carga usualmente, con una tasa para libros científicos y otros similares tres veces mayor cuando mucho, y quizá cuatro o cinco veces para los libros de ficción.

Relación entre precio y descuento. La editorial tendrá que incrementar el precio de un libro cualquiera si se fija otorgando un descuento mayor a favor de los intereses del librero

Punto de recuperación. La posibilidad de agotar la edición o la de quedarse con muchos libros no vendidos influye en la determinación del precio de venta. La editorial puede calcular cuántos libros necesita vender para recuperar su inversión y con base en el número obtenido fijar el precio al público.

Bajo precio y altas ganancias. Una política de bajos precios se reflejará tanto en las ganancias como en la aceptación entre el público, siempre y cuando existan las condiciones favorables y sea posible realizar unja buna promoción.

El descuento. El librero obtiene como ganancia la diferencia entre el precio que paga a la editorial y el que cobra al consumidor. Aparte del descuento que la editorial otorga a los detallistas, proporciona otro más grande a los mayoristas que los surten. El mayorista requiere un margen más amplio para poder cubrir sus gastos y obtener su propia ganancia.

Las editoriales pueden proporcionar un descuento a clientes especiales (bibliotecas, maestros, sistemas educativos) y a cualquier comprador que adquiera una cantidad considerable de libros en una sola compra.

Cada editorial debe tener en cuanta múltiples factores propios al diseñar su sistema de descuentos, pero las consideraciones generales al respecto son: 1) el descuento debe ser suficiente para incentivar al comerciante, y mayor si se trata de libros que no tienen una venta asegurada, a diferencia de los que se venden por sí mismos, e 2) igualdad en el trato a los libreros que compiten entre ellos por lograr la misma venta y que la editorial necesita conservar como amigos.

El crédito. Es el plazo que la editorial concede a sus clientes, sobre todo a mayoristas y detallistas, para liquidar sus adeudos luego de haber recibido los libros.

El crédito ofrece ventajas tanto al cliente como a la editorial debido a que: 1) permite al librero con escaza liquidez monetaria pedir libros con la esperanza de que algunos serán vendidos y proporcionarán dinero antes de que se tenga que pagar la factura a la editorial; 2) permite a los libreros de lugares lejanos donde tardan semanas o meses en llegar los pedidos, comprar libros sin amortizar su capital durante ese tiempo, y 3) estimula a los comerciantes para conservar entre sus existencias algunos libros a pesar de no poder venderlos en corto plazo.

Devolución. El librero tiene una gran cantidad de dinero invertido en libros que adquiere de la editorial y no han sido vendidos. Por lo tanto le gustaría devolver a la editorial los libros no vendidos. Por su parte, la editorial quisiera considerar todas sus ventas definitivas y nunca aceptar la devolución de mercancía. En la mayoría de los casos se encuentra un punto de conveniencia para ambas partes.

Promoción. Es un factor determinante en las ventas tanto a los libreros como a los de éstos al público. El vigor de las campañas publicitarias implementadas por la editorial tiene un poder importante en el volumen de los pedidos.

El servicio. Se refiere a detalles como la precisión y la rapidez con que se surten los pedidos, la manera en que se empaquetan los libros para protegerlos, la puntualidad y la cortesía con que se emiten facturas o envíos, la escrupulosidad en la información al cliente acerca de nuevos títulos, nuevas ediciones y grandes promociones.

Calendarización. La planeación de tiempos en un libro tiene un efecto importante en las ventas. La calendarización no se limita al momento del año en que aparecerá un libro, sino también al tiempo en que se proyecta hacer circular los ejemplares de promoción, la planeación de las campañas promocionales para que coincidan con la publicación y otros factores.

Colaboración con otros departamentos

Un buen departamento de ventas mantiene estrecha colaboración con las demás áreas de la editorial. Los encargados de las ventas deben mantener un interés directo en lo que hacen los demás departamentos y colaborar con éstos lo más que sea posible.

En conclusión, para alcanzar el éxito es muy importante que la editorial se preocupe no sólo por la producción e impresión del manuscrito, sino también por la distribución y promoción del mismo. Es decir, se debe mantener un espíritu de colaboración entre todos los departamentos en una editorial para logra los mejores resultados.

FUENTE: Smith, Datus. Guía para la publicación de libros, Universidad de Guadalajara, México, 1991.

sábado, 19 de abril de 2008

GUÍA PARA LA PUBLICACIÓN DE LIBROS (7)

Producción del libro: impresión y encuadernación

Según Datus Smith, existen tres procesos básicos en la manufactura de un libro: 1) La composición, que consiste en el acomodo de las palabras que serán reproducidas con la impresión de la página. Dependiendo el tipo de composición empleado, en tipos metálicos o en hojas de papel (texto escrito a mano con máquina de escribir o por medio de fotocomposición), serán las pruebas compaginadas resultantes, de las cuales se obtendrá el negativo que será “transportado” a la placa de impresión. 2) La impresión, es decir, la aplicación de tinta al papel empleando una prensa plana de tipos metálicos o una de offset para placas. 3) La encuadernación, esto es, doblado, ordenamiento y sujeción de las hojas impresas de alguna forma.

Composición

Existen diversas formas de composición, las cuales se explican a continuación.

Composición manual. Es posible para un tipógrafo manual lograr una delicadeza y precisión fuera del alcance de una máquina. No obstante, los tipos empleados en la composición manual se desgastan un poco con cada impresión a pesar de estar hechos con un metal muy duro. Entre sus desventajas se encuentra su lentitud, lo que cuesta mantener una gran reserva de diversos estilos y tamaños, y la posible disminución en la calidad que resulta del desgaste de las piezas después de hacer contacto con el papel cientos de veces.

Monotipo. Este procedimiento mecánico de tipografía emplea una pieza de metal para cada letra. El monotipo consta básicamente de dos partes: el teclado, a través del cual se hacen perforaciones en la cinta de papel, y el fundidor, que moldea las letras y las ordena de la manera deseada según la posición de las preferencias hechas por la cinta. La cinta de papel puede ser guardada para su reutilización posterior, y la letra puede ser remoldeada de la misma cinta sin volver a teclear. De todos los métodos mecánicos de composición éste es el más flexible.

Linotipo e intertipo. Estas dos máquinas producen líneas completas de letras en lugar de tipos individuales. El método general consta de una línea fundida. Para corregir un error es necesario fundir un renglón completo.

Fotocomposición. Por medio de un sistema electrónico, estas máquinas reproducen la imagen de los caracteres en una película o papel fotográfico en el arreglo deseado. La película directa o el negativo de la impresión fotográfica se emplea para ser transportado a placas para impresión offset, como se verá más adelante, pero también puede ser utilizada para la producción de una placa de impresión letterpress.

Deskop publishing. La integración de viejos conceptos tipográficos a la computación hizo posible la composición relativamente económica de revistas, boletines, publicidad e incluso libros sin la intervención de tipógrafos. Como otras nuevas tecnologías, este método es fácil de aprender y más económico en cuanto a los materiales utilizados.

El sistema desktop publishing combina una microcomputadora, programas de computación para el procesamiento de palabras y “formateo” de páginas y una impresora láser para componer páginas en papel listas para ser tomadas por la cámara y transportadas en placas para impresión offset.

Otros procedimientos de composición. Textos realizados con máquinas de escribir, escritos a mano o dibujos pueden reproducirse en placas para impresión.

Ilustraciones en blanco y negro. Al igual que los caracteres, las ilustraciones tienen una manera propia de ser reproducidas en el momento de la impresión.

Es necesario distinguir entre las dos formas básicas de ilustraciones: dibujos en línea, esto es, completamente blancos o totalmente negros en cualquier punto de la ilustración, e imágenes de tono continuo, que pueden presentar varios tonos de gris que van del negro al blanco, como las fotografías, por ejemplo.

Dado que la mayoría de las impresiones se realizar a una sola tinta, generalmente color negro, es necesario emplear un proceso especial para imprimir las fotos de tono continuo con espectro de tonos entre blanco y negro. La ilustración de tonos continuos es fotografiada por una cámara especial a través de una pantalla de líneas punteadas.

La película resultante –y por tanto la placa de impresión- se divide entre puntos de varios tamaños que se imprimen en tinta negra. Donde existen puntos grandes con poca separación, la imagen parecerá gris oscuro, mientras que en las zonas donde los puntos son más reducidos y separados, la imagen se volverá casi blanca. Entonces la foto impresa crea la ilusión de un tono continuo.

Ilustraciones a color. Los mismos principios de línea y tono continuo son válidos para la impresión en colores. Para la impresión de línea, los diferentes colores pueden ser impresos sucesivamente. Si se trata de fotos o reproducciones de arte a color, la ilustración tiene que ser descompuesta en puntos de medio tono. En este caso se trata de cuatro tomas desde ángulos ligeramente distintos, debido a que la impresión a todo color generalmente se ejecuta a cuatro tintas: cyan, magenta, amarillo y negro.

La impresión

La impresión consiste en la aplicación de tinta al papel. A continuación se explican los procesos de impresión empleados con mayor frecuencia.

Impresión directa con tipos metálicos (letterpress). La tinta se aplica en la superficie elevada de los tipos, se presiona el papel contra ellos y de esta forma la figura se transfiere.

Impresión litográfica. Se caracteriza porque en lugar de utilizar la composición a base de tipos sueltos o placas con superficies realzadas, la impresión se efectúa a través de una gran placa plana. La imagen de las letras se reproduce sobre la placa y se trata de que la tinta se adhiera sólo a la parte de la superficie que ocupan los símbolos. Cuando el papel se encuentra entre el cilindro cubierto con blanket y la prensa, la tinta es transferida al blanket, y entonces pasa al papel.

La impresión offset actual es la forma más conocida de la impresión litográfica y la más utilizada en la producción de libros. Tiene entre otras ventajas, la de poder imprimir la composición tipográfica, dibujos fotos y manuscritos simultáneamente. El último paso previo a la transportación a la placa es la toma de una película que contiene todas las imágenes, y puede ser guardada para volverse a usar en caso de que no convenga conservar las placas.

La impresión sin presión.
Son métodos novedosos de impresión que emplean imágenes electrostáticas, de la cuales Xerox es el más conocido. La “xerografía” hace posible la impresión de pequeñas cantidades de ejemplares sin el costo exorbitante que representa realizar pequeñas ediciones con procedimientos convencionales.

Serigrafía. Esta es una de las formas de impresión más sencillas. Aunque para este proceso tradicionalmente se ha empleado la pantalla de seda, actualmente es común el uso de nylon, algodón, malla metálica u otros materiales. Se utiliza para muchas impresiones especiales, como la del papel tapiz. No es viable para la impresión total de libros, pero sí para imprimir carteles o páginas a color cuando la cantidad es tan pequeña que no es económicamente conveniente realizarla con métodos convencionales.


La encuadernación

Cuando las hojas se están imprimiendo, salen de las prensas en pliegos con 8, 16, 32 o hasta 64 páginas. El proceso de encuadernación implica doblar y compaginar las hojas de tal forma que las páginas queden en el orden indicado, fijar todas las hojas de alguna forma, refilar las orillas y colocarles cubierta protectora.

El doblado puede hacerse completamente a mano, y en muchos países en vías de desarrollo así se hace aún, debido a que la mano de obra es barata y la maquinaria es muy costosa. Sin embargo la mayoría de las imprentas grandes que producen libros cuentan con algún tipo de máquina dobladora.

El siguiente paso es el acomodo de las hojas dobladas según el orden en que aparecen en el libro. Luego de ser dobladas y compaginadas las hojas, el paso siguiente es sujetarlas. La manera más sencilla de hacerlo es por medio de grapas. Es considerablemente más costoso coserlas con hilo, pero es lo más indicado para un libro grueso; un libro cocido es más fácil de hojear.

Si el libro va a llevar pasta dura, las hojas cosidas se refilan por los otros tres lados antes de colocar el forro. En el caso de libros de pasta blanda, se refilan las hojas tras la colocación de la cubierta para poder refilarlas junto con éstas.

Encuadernación americana. Luego de ser refiladas por los cuatro lados, las hojas se prensan y se les aplica un pegamento especial.

Encuadernación rústica. En años recientes ha sido desarrolladla esta forma intermedia entre la costosa encuadernación cosida y la frágil que utiliza pegamento para sujetar las hojas. Estas son refiladas sólo por tres lados, y en la parte del lomo se hacen perforaciones, dentro de las cuales el pegamento es prensado para unir todas las páginas.

El papel

Entre las cualidades que un editor debe reconocer, aparte del tamaño de la hoja (que debe corresponder a la capacidad de la máquina en que se ha de imprimir) se encuentran 1) los materiales con que fue fabricado (clase de pulpa, como de madera molida, libre de madera, o trapo; grado de acidez, revestimientos, etcétera); 2) peso (que influye en los costos de flete si se hace necesario enviarlo a distancias considerables); opacidad (hasta de páginas por pulgadas); 5) superficie; 6) color (blanco brillante, azulado, crema, etcétera) y su tendencia a cambiar con el tiempo; 7) sentido del grano (importante para la encuadernación); 8) calidad para ser doblado, y 9) resistencia a rasgaduras.

El editor inteligente pude sopesar todas las características del papel antes mencionadas, y por lo tanto sabrá seleccionar el papel más económico y apropiado para un libro en particular. Generalmente es necesario buscar el equilibrio entre la calidad y el costo cuando se hace la selección.

En conclusión, el editor interesado en planear su trabajo a futuro debe estar familiarizado con la industria de la impresión. El editor no puede permanecer ajeno a los procesos de impresión si desea obtener un mejor servicio.

FUENTE: Smith, Datus. Guía para la publicación de libros, Universidad de Guadalajara, México, 1991.

domingo, 13 de abril de 2008

GUÍA PARA LA PUBLICACIÓN DE LIBROS (6)

Diseño del libro

Terminada la labor de la preparación del manuscrito para su edición, el paso inmediato es su realización física, la conversión del manuscrito en libro. En la imprenta o en la editorial se deben determinar las características del libro. Estas incluyen las medidas de la página, el tipo y tamaño de la letra que ha de ser utilizada para reproducir el texto y su ubicación en la página, la medida de los márgenes, el espacio entre líneas, la colocación de títulos de capítulos y números de página, el plan de ilustraciones y tablas, el tipo de papel en que se ha de imprimir, la clase de encuadernación, el papel o tela que se utilizará en la cubierta y demás detalles que inciden en la apariencia del libro.

La conversión del libro al manuscrito es unja tarea realizada por el diseñador. En algunos casos el diseñador puede ser también ilustrador, hacer mapas y realizar otras labores. Independientemente del arreglo al que se llegue, es indispensable que en la empresa alguien se haga responsable del diseño del libro. La persona seleccionada debe tener buen gusto artístico y suficiente conocimiento del proceso de edición de libros que le permita escoger entre las opciones existentes.

La tarea del diseñador es la de proyectar un libro, es decir, que sea atractivo y logre transmitir las ideas del autor y el ilustrador de la manera más clara e inteligente posible. Un libro puede llegar a ser una verdadera obra de arte y el diseñador un artista.

Pero el primer requisito de cualquier obra es que la forma artística corresponda al propósito o utilidad práctica del proyecto. Es decir, el diseñador debe conocer el propósito y contenido de un libro antes de decidir la forma que le ha de dar.

Pero el diseñador no sólo tiene que pensar en la presentación física, sino también en el lector. Si el contenido de un libro va dirigido a un público amplio y el diseñador lo proyecta de manera que el precio final resulte demasiado alto cuando está destinado a una distribución masiva, está traicionando tanto los intereses de la editorial como del lector.

Por lo tanto, el diseñador debe considerar tanto los aspectos financieros como la parte artística. Además debe de estar enterado del número de ejemplares que serán producidos, cómo se venderán y otros aspectos comerciales.

En resumen, en el diseño de cualquier libro el diseñador debe lograr un equilibrio entre el diseño –que éste sea apropiado para el tema del libro, que tenga atractivo artístico, claridad e inteligibilidad para el lector-; la economía tanto de la editorial como del consumidor, y viabilidad desde el punto de vista de la impresión.

Cálculo del tamaño del libro

Prestamos mucha atención al cálculo del tamaño del libro porque éste es un factor básico para la planeación de todo lo relacionado con la presentación física, no sólo en el sentido artístico sino también en términos académicos.

Para hacer su trabajo, el diseñador necesita conocer la cantidad de letras que tiene el manuscrito para así pensar en los posibles diseños, el tamaño de los tipos, si las páginas serán grandes o pequeñas, con márgenes estrechos o amplios y poco o mucho espacio entre renglones.

El método más sencillo para obtener esta estimación consiste en seleccionar una cuartilla, contar el número de caracteres (incluyendo el espacio entre palabras) que tiene y multiplicar esta cifra por el número de cuartillas de que consta el manuscrito.

Aunque varia ampliamente el número de caracteres por página, generalmente es posible una representativa y asignar a las que no estén completas un número aproximado en relación con la página típica. Por supuesto que es necesario tomar en consideración no sólo al texto, sino también tablas, diagramas, índices y apéndices.

De todos modos, el diseñador debe empezar por el conteo de caracteres para conocer la cantidad de letras y espacios de que consta el manuscrito. Luego con base en tablas ya elaboradas con las cifras correspondientes a los distintos tipos, será posible calcular cuántos caracteres caben en cada página del libro proyectado. El total de caracteres del manuscrito dividido entre el número de éstos que caben en cada página, nos da la cantidad de páginas de que constará el libro con un formato determinado. A esta se suman el espacio que ocuparán las ilustraciones, la portada, notas introductorias, índices y otros materiales.

Los cuatro aspectos relacionados con la letra –figura, tamaño, longitud de línea e interlínea-, afectan el diseño de la página. Ello implica determinar la medida de los márgenes laterales, superior e inferior, la ubicación de los números de páginas y (si se emplean) las cornisas, es decir, el título del capítulo que aparece en todas las páginas o alternando con el libro o el nombre del autor, en libros cuyos capítulos fueron escritos por varios autores, el nombre del escritor debe aparecer en la cornisa izquierda y el título en la derecha.

La mayor aportación que el diseñador puede hacer al público es encontrar una presentación atractiva, legible y nítida a un bajo costo para la editorial que se traduzca en un menor precio al comprador. Para lograrlo hay que encontrar un equilibrio entre los intereses de la editorial y los beneficios para el lector.

Trabajo artístico

Si el libro incluye ilustraciones, mapas, cartas o tablas, el diseñador tendrá que enfrentar una gran cantidad de problemas adicionales. Las tablas enviadas al tipógrafo deben ir acompañadas de instrucciones acerca del tipo de letra que se ha de utilizar, así como su acomodo. Independientemente de todo, el diseñador debe supervisar la realización del “trabajo artístico” para que éste sea acorde con el libro.

Diseño de portada y forros

Las partes del libro que despiertan mayor interés en los diseñadores, en tanto que exigen un mayor despliegue de su talento creativo, son la portada, el forro exterior y la página que abre cada capítulo.

El reto de diseñar el forro del libro consiste en crear algo que atraiga la vista y al mismo tiempo resulte económicamente viable. El aspecto económico de un forro no se establece solamente en función del costo de impresión, sino también en su efectividad como vendedor del libro. De nada sirve la cubierta de un libro si ésta no invita a la gente a tomarlo inmediatamente, ojearlo y, por qué no, comprarlo.

Selección de equipo y materiales

En países dónde hay escasez de materiales –como es el caso de muchos que están en vías de desarrollo- el diseñador tiene que estar enterado o investigar qué hay disponible en cuanto a equipo y materiales, y escoger entre las opciones.

Procesos de impresión

El diseñador debe decidir en cuanto a la composición tipográfica, el tipo de impresión, el papel en que se llevará a cabo ésta y la encuadernación. Veamos estos puntos:

Tipografía. El aspecto tipográfico es la técnica con que serán compuestas las palabras para ser impresas. Estas pueden componerse mecánicamente, por procesos fotográficos, con máquina de escribir, utilizando procesadores de palabras, colocando letra por letra a mano o dibujando cada una de ellas manualmente.

Impresión. Si el libro no incluye ilustraciones, la impresión debe terminarse en función de la tipografía empleada, o tomando en consideración los costos, la calidad requerida o los equipos disponibles. Si el texto va acompañado de ilustraciones es necesario planear cuidadosamente lo concerniente a la impresión y al papel que se desea utilizar. El diseñador deberá considerar los procedimientos de impresión más adecuados. Por ejemplo, para la impresión de los textos se puede emplear impresión económica, y pensar en un proceso más costoso, pero adecuado, para imprimir las ilustraciones aparte.

El papel. La elección del papel depende en parte del procedimiento con que se realizará la impresión. Independientemente de la calidad, existen algunos tipos de papel adecuados para determinados procesos de impresión pero no para otros.

Encuadernación. La principal decisión en lo que respecta a la encuadernación –si el libro llevará pasta dura, blanda o ambas- generalmente toma en cuenta aspectos comerciales, en función de costos de producción, precio al público, promoción y demás. El diseño simplemente se adapta a la decisión que se tome.

En conclusión, un libro no tiene que ser costoso para ser atractivo. El éxito de un diseñador radica en crear una obra de arte agradable para todos con un presupuesto reducido.

FUENTE: Smith, Datus. Guía para la publicación de libros, Universidad de Guadalajara, México, 1991.

domingo, 6 de abril de 2008

GUÍA PARA LA PUBLICACIÓN DE LIBROS (5)

Corrección del manuscrito

Según Datus Smith, el editor tiene dos responsabilidades. La primera consiste en la búsqueda y la publicación y, la segunda se inicia cuando se toma la decisión de publicar un manuscrito: se trata de la corrección de éste y su preparación para la imprenta.

El trabajo de preparar el manuscrito para el tipógrafo se llama corrección. «La función del corrector es la de ayudar al autor a presentar las ideas escritas de manera nítida, ordenada y eficaz. Además, debe presentar el trabajo limpio, corregido con presición y marcadas en él claramente las insytriucciones para el tipógrafo, con la finalidad de que las correcciones posteriores se reduzcan al mínimo»
[1].

El corrector toma en sus manos todas las cuestiones editoriales desde el momento en que la imprenta decide publicar el manuscrito hasta la entrega del libro terminado. Durante el proceso de edición él maneja las relaciones con el autor o traductor, el diseñador, el dibujante y el tipógrafo.

En teoría, el autor debe entregar un manuscrito listo para ser enviado a tipografía. Sin embargo, es muy difícil que algún autor logre cumplir tal requisito, y el editor que no somete el manuscrito a una corrección exhaustiva y considera a ésta un gasto innecesario, afectará negativamente la calidad del libro y del servicio que presta al público.

El corrector de estilo tiene la ventaja de percibir la obra a mayor distancia, a diferencia del autor. Por esta razón, un autor inteligente sabrá apreciar el trabajo del corrector y convencerse de que tal individuo trata de lograr una presentación más clara y precisa de las ideas.

Los aspectos que un corrector de estilo debe cuidar se pueden agrupar en siete categorías: 1) legibilidad, 2) unificación, 3) gramática, 4) claridad y estilo, 5) veracidad de la información, 6) propiedad y legalidad, y 7) detalles de la producción.

La legibilidad. Se refiere a que cada letra de cada palabra del manuscrito debe ser clara y legible, de manera que el tipógrafo pueda leer fácil y rápidamente para dedicarse a su labor, sin tener que preocuparse por averiguar lo que el autor quiere decir.

Unificación. Es importante dotar al texto de uniformidad en cuanto a la ortografía, puntuación y otros aspectos. Esta falta de uniformidad puede resultar muy molesta para el lector, y su efecto en el tipógrafo es casi seguro que incrementará los costos de esta área. La unificación debe hacerse presente en ortografía, trasliteración, puntuación, abreviaturas y unificación en el material auxiliar.

Gramática. Otra responsabilidad del corrector es asegurarse de que el manuscrito esté gramáticamente correcto cuando es turnado al tipógrafo. Sin embargo, no siempre resulta fácil establecer qué es correcto o incorrecto en un idioma.

Claridad y estilo. El corrector debe aclarar las ideas, si es el caso, que el autor no comunica con presición. Si no existe un error notorio que deba ser corregido, el autor puede indignarse si las razones del cambio no se le explica pacientemenmte.

Veracidad de la información. Obviamente, el corrector no cuenta con el tiempo necesario para comprobar todos los datos que aparecen en el texto, pero si cuenta con un buen nivel de conocimientos sobre diversos temas, que puedan detectar errores al dar lectura al manuscrito.

Propiedad y legalidad. El corrector tiene la respinsabilidad ante el editor de observar detalladamente cualquier cosa del manuscrito que pueda violar las leyes nacionales o esté en contra de la política editorial de la empresa, la decencia y la propiedad.

Detalles de producción. El corrector debe cerciorarse de que el manuscrito esté cien por ciento completo, incluyendo portada, tabla de contenido, prefacio, pies de página, ilustraciones, pies de ilustración, mapas, títulos de capítulos, bibliografía, glosario, tablas y demás y, usualmente al final del texto, el índice.

Como podemos ver, el corrector desempeña uno de los trabajos más exigentes del proceso editorial: el cuidado de una edición. Es la figura que influye en todas las facetas de edición.

[1] Datus Smith, Guía para la publicación de libros, pág. 69

FUENTE: Smith, Datus. Guía para la publicación de libros, Universidad de Guadalajara, México, 1991.

sábado, 5 de abril de 2008

GUÍA PARA LA PUBLICACIÓN DE LIBROS (4)

Desarrollo editorial: de la idea al libro

El editor que desea dar un buen servicio al público y generar ganancias a su empresa sale en busca de manuscritos. «Es al propiciar el desarrollo editorial cuando el editor asume plenamente su doble papel de promotor cultural y prudente hombre de negocios».[1]

Manejo de manuscritos

Es importante que el editor haga un manejo adecuado de los manuscritos para evitar la pérdida de los mismos, la tardanza en la respuesta a los autores en cuanto a la aceptación o el rechazo y otros problemas que podrían traducirse en pérdida de tiempo y dinero.

El editor puede llevar un registro de cuándo se recibió un manuscrito, la fecha en que fue enviado al consultor, cuando fue devuelto al autor, etc. El registro se puede llevar en tarjetas o en una bitácora. Smith señala que el sistema basado en un catálogo de tarjetas de referencia tiene sus ventajas, pues facilita el ordenamiento de miles de manuscritos.

Es preferible guardar tales tarjetas por separado, ordenadas cronológicamente conforme a la fecha de recepción del manuscrito, hasta que se tome la decisión de publicarlo o no. El dato más importante del registro de un manuscrito es el nombre del autor, anotando su apellido o primer nombre según sea la costumbre.

Evaluación del manuscrito para su publicación

Un departamento editorial será eficiente en la medida en que reduzca al mínimo el desperdicio de tiempo y recursos económicos en el análisis de manuscritos que finalmente serán rechazados. Muchos de ellos pueden ser rechazados inmediatamente, independientemente de su buena o mala calidad, si no corresponden a las temáticas que le interesan a la empresa.

En muchas editoriales, tras el rechazo de los “impublicables”, otros manuscritos son leídos por primera vez por un miembro del equipo editorial con la finalidad de ver si amerita el gasto que representa un análisis más a fondo con la lectura a cargo de otros empleados editoriales o consultores externos.

Los consultores externos son especialistas en la materia abordada por el manuscrito sujeto a consideración, o puede ser una autoridad en cuestiones de tipo literario. El punto de vista del consultor puede hacer la diferencia no sólo en cuanto a la decisión de publicar o no un texto sino también haciendo sugerencias que podrían convertir un libro aceptable en uno sobresaliente.

Incluso tras la lectura por parte de empleados o personas ajenas a la empresa, y aunque todos coincidan en la buena calidad del manuscrito, el editor, antes de tomar la decisión de publicar o no un libro, debe contar con los juicios de diversas fuentes: editores especializados, personas del departamento de producción y ventas y del de finanzas, e incluso, su propio juicio.

Cómo llega el manuscrito a la editorial

Pocos manuscritos llegan por si solos a la editorial. Algunos de los diferentes canales por los que llega un manuscrito a un editor son:

El personal: el departamento editorial tiene como principal responsabilidad captar manuscritos.

Buscador de textos: además de los empleados regulares de la empresa y los consejeros voluntarios, puede existir una relación formal y profesional con personas que buscan y hacen llegar manuscritos al editor a cambio de un pequeño porcentaje que se determina con base en la cantidad de libros vendidos.

Premios: la mayoría de los premios literarios del mundo estimulan la creación y son otorgados después de que el libro ha sido publicado.

Agentes literarios: trabaja para el autor, no para la editorial: recibe su manuscrito, lo propone a distintas editoriales y, si es aceptado, negocia con uno de los editores los términos de un contrato para su cliente

Elaboración de manuscritos por encargo: el editor puede discutir con los autores la posibilidad de diseñar un proyecto para escribir un manuscrito referente a temas afines al autor y que sean de interés social.

Principales proyectos de desarrollo

Para que una empresa editorial se consolide puede emprender y desarrollar diversos proyectos:

Series: la edición de una serie de libros de un tipo o acerca de un tema general.

Libros de texto y lecturas suplementarias: éstos representan los ejemplos más importantes de proyectos de desarrollo, muchas veces en forma de serie, que exigen gran esfuerzo durante un periodo prolongado.

Libros de consulta: proyectos tales como diccionarios, enciclopedias y atlas, aun cuando consten de un solo tomo y no formen serie, pueden resultar empresas de grandes proporciones que exigen años de preparación y una inversión considerable de recursos.


Financiamiento para el desarrollo editorial

El proceso editorial genera gastos antes de proporcionar ingresos, si así fuera el caso, debido a la necesidad de pagar personal calificado para la planeación y realización de proyectos. Pero también puede ser necesario hacer desembolsos considerables a través de anticipos para autores, dibujantes, cartógrafos y otros; investigaciones de mercado para la planeación detallada; promoción de la obra antes de su aparición; el costo potencialmente grande, etcétera.

En este sentido se hace necesario buscar fuente de financiamiento, las cuales pueden provenir de la iniciativa privada o pública, y pueden hacerlo a partir de préstamos, créditos o subsidios.
[1] Datus Smith, Guía para la publicación de libros, pág.35
FUENTE: Smith, Datus, Guía para la publicación de libros, Universidad de Guadalajara, México, 1991.

GUÍA PARA LA PUBLICACIÓN DE LIBROS (3)

Aspectos financieros
Para Datus Smith, la casa editorial es la que paga al autor, traductor, ilustrador, editor y al fabricante de papel, así como a otras personas relacionadas con la producción, lo mismo que a los vendedores, publicistas y a todos los que intervienen en la comercialización de los libros. A su vez, recibe ingresos de libreros y de personas que compran el libro con los derechos para su utilización.

La editorial, como cualquier otro negocio, espera recibir más dinero del que invierte. La manera más segura de aumentar los ingresos es vender más libros: los costos por unidad de libro se reducen drásticamente en la medida en que aumenta la cantidad de ejemplares impresos.

Costos

Smith propone dos maneras para calcular los costos editoriales. La primera consiste en un registro minucioso de lo que ocurre en cada etapa del proceso y clasificar los costos en las siguientes categorías:

Costos de preparación editorial: comprende los pagos al autor y los honorarios de dibujantes, correctores de estilo, traductores en su caso, diseñador y demás operarios involucrados.

Costos de manufactura: incluyen el pago a la imprenta por concepto de impresión y los correspondientes por papel, tinta, tela, hilo y demás.

Costos de comercialización y distribución: se refiere a los que originan las labores de empleados encargados de recoger pedidos, el empaquetado, cargadores, publicistas y promotores.

En el segundo método, el editor determina la cantidad de ejemplares que han de ser impresos, el precio a menudeo y las posibles exigencias del autor en cuanto al pago de honorarios. Es necesario agrupar estos datos de tal manera que permita evaluar cómo la suma de ellos es afectada por la cantidad de copias impresas:

Costos automáticamente variables: se incrementan automáticamente con la cantidad de ejemplares impresos de cualquier libro.

Pagos de los derechos de autor
Pagos a la imprenta por concepto de impresión
Pago de los materiales que han de ser utilizados (papel, tinta, tela, hilo, grapas, etc.)
Almacenamiento y empaquetado

Costos no variables: son aquellos que no varían en la edición de un libro sea cual sea el número de ejemplares impresos. Preparación editorial, incluyendo corrección, ilustración y diseño de cubierta.

Composición de los originales: abarca lo referente a tipografía, caligrafía y la preparación de la placa.

Costos de promoción: varían de acuerdo con la política editorial correspondiente, afectados por la cantidad de copias impresas, pero no necesariamente determinados por ellas.

Costos generales: son generalmente fijos. Se refieren a los gastos por administración, contabilidad, impuestos, renta, intereses sobre préstamos, etc.

Ingresos

Hay cuatro factores principales que deben ser tomados en cuenta por el editor para calcular los ingresos probables.

Precio al público. Para determinarlo se multiplican los costos de producción por un factor de multiplicación que puede ser 4, 4.5, 5, 6 o aun más en el caso de ciertos tipos de libros.

Cantidad de libros vendidos.

Descuentos a librerías y otros clientes. Los vendedores de libros siempre reciben un descuento por parte del editor.

Costos eventuales de comercialización. Incluyen comisiones a ciertos tipos de representantes de ventas, deudas incobrables de compradores, gastos de envío en caso de que la editorial asuma tal responsabilidad, etc.

Cálculo para recuperar la inversión

El método que suelen emplear los editores para determinar los tirajes y precios de venta es calcular el punto de recuperación del dinero invertido, es decir, la cantidad de ejemplares que es necesario vender para recuperar los costos de producción. Esto se hace dividiendo la suma de gastos para la edición entre el ingreso por ejemplar. No obstante, este método resulta útil sólo para cálculos aproximados.

La necesidad de un crédito editorial

La falta de capital destinado a inversiones a futuro, restringe el desarrollo de la industria editorial en muchas regiones de África, Asia y América Latina. Puesto que la publicación de libros es una industria muy pequeña comparada con la agricultura, la producción de armamentos e instalaciones portuarias, los encargados de la planeación financiera y económica nacionales pocas veces toman en cuenta sus necesidades de crédito.

La falta de acceso a préstamos con intereses razonable ha ocasionado que el editor tenga que recurrir a agiotistas y pagar 25% o más de intereses, el resultado afecta claramente el bienestar colectivo. Tal situación no sólo provoca un incremento en el precio de los libros, incluidos los de texto y otras herramientas básicas de la educación, sino que, debido al costo exagerado del dinero, la editorial no se atreve a imprimir más ejemplares que aquellos que puede vender con certeza.

En este sentido, resulta fundamental el apoyo de instituciones y personas responsables de la educación pública, así como de los intelectuales destacados, para proporcionar al público una idea de cómo su bienestar está relacionado con la capacidad económica de una pequeña pero vital, importante industria.

Economía y servicio público

Pero el editor no tiene derecho a reclamar el apoyo del público si no proporciona un verdadero servicio cotidiano no solamente de interés público, sino también a la construcción del futuro de la industria en las formas ya mencionadas.

La mayoría de los editores verdaderamente exitosos en las industrias desarrolladas del mundo han logrado captar el más preciado elemento del éxito: el respeto y la lealtad de autores, libreros, educadores y lectores debido a que conjugan sus propios intereses con las necesidades del público.

El editor, igual que otros hombres de negocios, tiene una especie de permiso por parte de la sociedad para publicar libros con fines lucrativos. Al arriesgarse a publicar obras de calidad, paga a la sociedad por este privilegio.

FUENTE: Smith, Datus, Guía para la publicación de libros, Universidad de Guadalajara, México, 1991.

GUÍA PARA LA PUBLICACIÓN DE LIBROS (2 y 2a)

Estrategia y objetivos generales

En su libro Guía para la publicación de libros, Datus Smith explica que la industria editorial de cualquier país, desarrollado o en vías de desarrollo, es el dispositivo que echa a andar la compleja maquinaria social. Es decir, la publicación de libros permite el desarrollo social, educativo y económico de una sociedad.

Una industria editorial local es necesaria, independientemente si se tiene acceso a libros provenientes del extranjero, para el enriquecimiento cultural, para garantizar oportunidades de expresión a los pensadores, escritores y artistas nacionales, y para el desarrollo del sentido de unidad nacional, así como de la tradición histórica.

Los libros son las mejores herramientas de la educación, ya que «la lectura realizada por iniciativa propia representa la manera más económica de educación autodidáctica y la que supera cualquier obstáculo –incluso la carencia de maestros competentes- si existen libros disponibles que proporcionen datos y situaciones comprensibles para todo público en función de sus propias vivencias».
[1]

La publicación de libros es un asunto complejo que requiere del esfuerzo de todo un equipo humano y de los insumos necesarios para hacerlo. Cada miembro de disco equipo desempeña un papel específico.

Socios en el negocio de los libros

Existen cuatro indispensables para crear una industria editorial: el autor, quien escribe el manuscrito; el impresor, que transforma el manuscrito en libro; el vendedor, que se encarga de poner a la venta los ejemplares producidos, y el editor, que organiza el esfuerzo conjunto de los tres primeros elementos.

El autor es el creador o formulador de las ideas que serán comunicadas al mundo a través de un libro. Él es quien conjunta palabras, fotos, gráficas, tablas y demás recursos mediante los cuales se presentan las ideas. El autor, en un sentido contractual, puede ser una persona, un grupo, una institución o incluso un gobierno.

El autor es el único dueño de los derechos de publicación de su obra, y generalmente trata de vender ese derecho –o alquilarlo, o asignarlo- a una editorial para su reproducción.

Para garantizar un trato justo a los autores y a la vez estimular la creación de libros, fueron elaboradas las leyes sobre derechos de publicación. Sin embargo, la carencia de leyes adecuadas de copyright o su incumplimiento puede dificultar al autor la defensa de sus derechos.

Conforme al modelo tradicional, el autor firma un contrato mediante el cual autoriza al editor a obtener copias impresas y venderlas; el autor recibirá a cambio un pago, el cual depende generalmente del número de ejemplares vendidos. Una vez firmado el contrato de edición, el autor debe entregar el manuscrito al editor, éste se encarga de su reproducción y distribución.

En la práctica las cosas suceden de manera distinta, en ocasiones, el autor puede permitir la participación del editor en la planificación de su libro. «Un editor creativo y con imaginación puede ser de gran ayuda para que el autor encuentre la manera en que su habilidad literaria y su conocimiento pueden ser aplicados a un proyecto de libro que el público necesita y para el cual existe un mercado potencial».[2] No obstante, cada autor debe definir hasta qué punto está dispuesto a permitir la participación del editor en la planificación de un libro.

El impresor es el fabricante del libro. Recibe del editor el manuscrito, hace la composición tipográfica, encuaderna la edición y lo devuelve impreso al editor. Bajo circunstancias normales el impresor no arriesga en un proyecto de libro, ya que los ingresos que le genera la impresión de cualquier tipo de libro se garantiza mediante un contrato con el editor, no depende –como es el caso del editor y del autor- de las ventas de la obra.

En términos generales, las tareas del impresor son cuidar la calidad de la impresión, contar con el suministro de papel apropiado, hacer un riguroso seguimiento del proceso, tener cuidado en la revisión de las pruebas y la calendarización de operaciones para que los procesos de producción se lleven a tiempo.

Incluso, un impresor inteligente puede contribuir con aportaciones que van más allá de sus responsabilidades normales como el diseño del libro, poniendo especial cuidado en la composición tipográfica, el formato, los colores de tinta empleados en la impresión, la elección de papel adecuado, la encuadernación, etc.

El vendedor recibe los libros directa o indirectamente del editor, comprándolos a un precio menor al que tiene que pagar el cliente en una librería, o de laguna otra forma. Generalmente el vendedor es la última persona, aparte del consumidor, en la cadena que inicia el autor.

Tanto las librerías convencionales como los vendedores de libros al menudeo son promotores de la lectura, en tanto que mantienen un amplio surtido de libros sobre los temas y procedente de diversos editores.

El editor recibe el manuscrito de manos del autor, aporta el capital que se requiere, contrata los servicios de dibujantes, traductores y otros especialistas en la materia; turna a la imprenta el trabajo y lo supervisa; luego distribuye los libros producidos en los mercados potenciales. En resumen, el editor pone en marcha toda la maquinaria de la edición.

El papel del editor en la sociedad es que el negocio de éste es la comunicación. Sucede que el libro es actualmente la más importante herramienta para tal propósito, pese a los nuevos descubrimientos, los programas de computadora y la televisión educativa.

El editor experimentado reconoce que el uso de los libros debe ser combinado con el uso de otras estrategias en el futuro, y tales recursos no deben ser vistos como enemigos a sus intereses, sino como métodos de comunicación susceptibles de ser usados para los mismos propósitos para los mismos propósitos para los cuales sólo se utilizan los libros. Un claro ejemplo son los audio libros.

Tanto el autor como el impresor, vendedor y editor son esenciales en el esfuerzo editorial. El hecho de que un individuo o una empresa puedan asumir la responsabilidad de más de una de las tareas anteriores no significa que falte uno de los cuatro antes mencionados.

[1] Datus Smith, Guía para la publicación de libros, pág. 16
[2] Ib. pág. 22
FUENTE: Smith, Datus, Guía para la publicación de libros, Universidad de Guadalajara, México, 1991.